Efectivamente, los chicos del Español eran menores y recibieron una lección de deportividad única. "Llevo nueve años en este club y no me había pasado algo igual", resume David Fernández, preparador blanquiazul. "Fue un detallazo, un gesto precioso. Los críos entendieron el gesto y se abrazaron en una imagen muy bonita, es la grandeza de los niños. Tienen que aprender de estas cosas", añade. Su colega andaluz comparte la idea: "Que conste que somos muy competitivos, pero premiamos al mejor. Y los nuestros aceptaron deportivamente sin rechistar".
El fútbol, inevitablemente, llevará a estos niños a aprender todo tipo de suspicacias. "Entre los profesionales no pasan estas cosas", afirma Chao. "Pero a mí no me gusta que un chaval aprenda lo malo. No me gusta que pierdan tiempo, que simulen, que se tiren al suelo. Son demasiado inocentes para que aprendan cosas raras". David Fernández, todavía contrariado, aplaude el guiño: "Es una manera preciosa de entender el fútbol. Mis jugadores están muy agradecidos y, aunque no lo celebraron como si hubieran ganado, se quedan con esa lección".
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