El Espanyol, campeón del XVIII torneo nacional Alevín

El partido comenzó con un Espanyol mucho más incisivo que su rival en el área. En tan sólo cuatro minutos de encuentro, el conjunto blanquiazul dispuso de dos claras ocasiones de gol, la más clara de Fode, que acabó desbaratando el meta bermellón con dos buenas intervenciones.
Con el paso de los minutos, los pericos comenzaron a pagar el esfuerzo realizado en semifinales ante el Atlético de Madrid y se vieron obligados a replegarse ante un Mallorca que se reactivó y se mostró mucho más suelto en ataque. La aparente falta de frescura del conjunto catalán posibilitó la ocasión más clara de la primera mitad. Fue entonces cuando Adrián se convirtió en salvador de los suyos con una parada que mantuvo el empate a cero al descanso.
Tras un descanso de doce minutos, más largo que el habitual durante el torneo, se reanudó el choque con todas las espadas en lo alto. Fode, nombrado mejor jugador del torneo y que se retiró lesionado en el primer acto, logró recuperarse y saltó al césped en la segunda mitad con un vendaje en uno de sus tobillos.
A diferencia de los primeros quince minutos, tras la reanudación el dominio estuvo más repartido y no existió un dominador claro. La primera ocasión clara del segundo tiempo llegó a los siete minutos, la tuvo en sus pies Joel y Elías evitó el gol con una oportuna intervención. La falta de fuerzas de ambos contendientes hizo que los minutos finales tuvieran como tónica dominante un excesivo centrocampismo.
A falta de tres minutos para la conclusión, Arnau pudo dar la victoria al Espanyol con un mano a mano con Elías para del que salió victorioso el meta perico. Un disparo de Monchu que obligó a emplearse a fondo al portero rival dio paso a la decisiva tanda de penaltis, en la que el Espanyol se proclamó campeón en la muerte súbita tras empatar a dos.

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